24.4.10

visita 24410

< Vivaldi armoniza tus piernas esta tarde de leños
apagamos la tele y los invasores se alejan >



(hace tiempo escribí esto aquí)


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20.4.10

llamémosle día de playa

llamémosle día de playa
tablero de ajedrez
una línea infinita
una sustancia desconocida
que se mueve con el viento
la luz toca
nuestras geografías desoladas
como sábana recién cambiada

llamémosle día de playa
con final de cocina anochecida
y un broche de sujetador
enemigo de la premura


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10.4.10

contornos

como juguete de mago
la gran época ya no fue más
se desvaneció
sin que nadie lo notara

alguien
la arrumbó entre revistas viejas
en una caja de cartón
y la dejó en la oscuridad

sus imágenes deslavaron
las del alma también
las que habitan las tormentas de la mente
también

la gran época
sólo regresa en ataques de locura
en la onda de una radio oldies
a veces
en la brisa que pasa
arrastrando minerales del bosque
acordes de Paul Mauriat
y una desazón de hueso adentro


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8.4.10

Joanna seventies



en los setenta
todos nos enamoramos de Joanna

en el cine del barrio reponían su película
cada dos semanas
para la matiné del domingo
- íbamos y llenábamos
una fila entera

nadábamos con ella bajo el mar,
cruzábamos la jungla en avioneta
la protegíamos en los tiroteos

al llegar el the end desolado
le poníamos su bañador favorito
traje de buzo y escafandra
y la liberábamos al mar

eran los años de las ansias
de mares y desiertos
cuando bajo las palmeras del futuro
nos esperaba una Joanna propia

6.4.10

roofies

"good times are comin', I hear it everywhere I go, 
good times are comin', but they sure comin' slow"
                           - Neil Young in "Vampire Blues"


Casi siempre que subimos a fumar al techo viene algún angel a darnos cháchara - que esto, que lo otro.
Cruzan la capa de dióxido de carbón y se nos aparecen en el techo, tiznados, con las plumas negras y  hasta tosiendo. Débora opina que se aburren y, ansiosos, bajan a paladear algo de 'action'.
Las primeras veces nos daba un susto de la gran puta cuando de pronto escuchábamos aleteos y voces con eco de origen desconocido.

Eso no sería un gran problema. El problema real es otro. En verano, cuando el microclima de nuestro piso es una masa caliente y pegajosa, nos vamos al techo: bajo las estrellas, donde la noche comparte algo de brisa. Y allí es cuando estos bicharracos alados nos han pillado, en más de una oportunidad, a la Débora y a mí no sólo fumando, ustedes entienden.
Claro, esas veces la mayoría de ellos se hacen los locos y se alejan aleteando, pero otros carraspean, se hacen notar, se quedan y, claro, nos cagan la onda íntima medio a medio.

La que más se tuesta con estos plumíferos es la Débora. Pues a la Débora esto de los polvos no le va fácil - le cuesta acelerar como se dice. Tales delaciones eran un tensionante problema en el departamento erótico de nuestra relación hasta que descubrimos de casualidad, que la altura - el techo - le encabrita las hormonas y la predispone aceleradamente - y de manera natural - a algunas jugarretas bien entretenidas antes de irnos a dormir.

Así fue como el techo se convirtió en nuestro secreto nido de amor, estábamos más que contentos con nuestro descubrimiento sexo-topográfico y todo iba a mil por ciento. Hasta que estos ángeles hijoputas nos cacharon aquí arriba y convirtieron a nuestro amado techo en sofá freudiano angelical y les dió por aparecerse todas las noches en misión de plática.
Queda claro que a mí me importan una cucaracha los problemas espirituales y las depres de estos bichos alados y a la Débora menos. Así que ayer nos decidimos.

Y ahora, aquí estamos tras el parapeto del techo esperando que aparezca el primero. Esto no puede seguir así. Débora tiene una AK-47 y cinco cargadores llenos, yo me quedé con la Kalachnikov y tres cargadores.

Hace unos cinco minutos atrás, la Débora puso la AK a un lado y me agarró a besos - ya ven, esto del techo realmente resulta - pero de pronto se quedó inmóvil y susurró: "Shhh, escucho algo".
Sí, era un aleteo.
Dejamos de besarnos y agarramos los fierros.


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4.4.10

algunos planes para el futuro


déjenme ser una momia
despiértenme
una vez cada mil años con una inyección de adrenalina no diluída,
y entonces quemaré Roma de nuevo,
reportaré el evento con rostro pálido y corazón palpitante,
primero castraré todos los guerreros bárbaros que conquistaron la ciudad,
poseeré a todas sus mujeres,
así habrá cosas para quemar y hombres para castrar
en otros mil años.
tengo paciencia
para misiones de largo alcance

- David Avidan (1934-1995)

collage: frank h.
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3.4.10

alteración


al principio lo llamamos efecto Cassini - ahora, simplemente 'el efecto'.
está convencida que las tormentas no sólo estremecen la estación entera, sino que tienen la capacidad de alterar la composición misma de nuestro espíritu. tiene una teoría sobre la vibración atómica o algo así. qué se yo.
el asunto es que llovían cometas a cántaros y se nos quitaron las ganas de salir.
nos quedamos en la cocina, comiendo maníes, tomando cerveza y conversando. Miyú fue hasta la sala y puso a Alain Bashung en el estéreo. me entretuve dibujando garabatos en los stickers del teléfono. hablamos de olvidos y de pétalos.
a Miyú le dió frío y se colocó unos calcetines de lana. en el cielo, oscuridad total a menos que pase un cometa.
cuando terminamos metí las botellas vacías con los reciclables y como estaba cerca la besé en el cuello. Bashung iba por la canción número siete cuando me dijo que nos fuéramos al dormitorio.
todo el tiempo que estuvimos sobre el cubrecamas de espuma no se quitó los calcetines.
al rato, Bashung también se durmió.
afuera, un último estremecimiento - lejana, la división Cassini como una pista de juegos para dioses niños.

(imagen - frank h.)
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