una puerta
tras otra
y salimos a
un campo de pastos
a un laberinto de espejos
a una casa de ladrillos
a la luz
o la sombra
a la lluvia
o la sed
vamos cruzando
dinteles
y abandonando caparazones
de nosotros
mismos
con un mapa
de afanes
y un manojo
de llaves falsas
hasta llegar
a la
soledad
a un lejano regreso punto final
bajo las estrellas
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