una revista del pasado

Una de esas calles quietas que tenía Viña del Mar. Uno de los Oriente o Poniente, no me acuerdo. Ni siquiera recuerdo que edad tenía - calculo que deambulaba por el mundo hacía unos seis o siete años.
Mi mamá va al doctor y la acompaño, aún sabiendo que me voy a aburrir como estatua. A esa edad no había mucho donde elegir.

El doctor era un anciano, un judío alemán, asentado mucho años en Chile Había escapado a tiempo del virus de la demencia que contagió Alemania y desde allí a casi toda Europa.
No me recuerdo mucho de él, ha quedado retenida la imagen de un hombre bajo, de pelo blanco.
Atendía en su casa - nada de ostentosa, tranquila, silenciosa, llena de libros y con olor a madera. Humildad, pero no pobreza de espíritu.
En la sala de espera había revistas en inglés. Entre ellas la LIFE americana, y es muy posible que una de esas revistas haya tenido una influencia de peso en mi vida.

Me acuerdo de un largo artículo de LIFE (creo que la revista ya tenía algunos años) contaba acerca del mundo fantástico que nos había abierto un nuevo adelanto tecnológico – el microscopio electrónico.
Había fotos con gente en batas blancas en atestados laboratorios y rodeados de tubos, matraces y centrífugas. Una de las fotos mostraba un inmenso microscopio que se alzaba del piso al techo de una habitación. En otras imágenes había gente mirando a través del instrumento.

Una sensación curiosa se elevó dentro de mí.
¿Qué observaba esa gente? ¿Qué paisajes se podían ver acercando los ojos a ese aparato? ¿Cómo se ve el mundo cuando uno lo agranda cincuenta mil, cien mil veces? ¿Qué misterios diminutos, invisibles para todos durante toda la vida, aparecían cuando uno logra ver lo que ve un átomo?

Esa sensación aún hoy no me abandona – ya es una forma de vivir. Se la debo a la casa de mis papás, siempre con poca plata, pero llena de libros y arte. También a ese artículo en la revista LIFE, hace años atrás en la sala de espera de un viejo que seguía vivo, curioso, observándolo todo, a pesar de que había visto demasiado.