seda abrupta

lo saben mucho antes que terminen de comer
ella se lleva a la boca dos o tres granitos de arroz
letra brillante cargada de nieve
que va - que viene - ante una puerta roja
gesto elástico de tiempos contenidos
y ya no hay más palabras sobre el minutero

las servilletas respetuosas, como pájaros cansados
la luna que sube tras los árboles no pretende traducciones
ni siquiera los restos del vino absoluto
ni las risas aguantadas cuando él la pone contra la muralla
es el vestido de verano, el de seda persa
ese ancho que se sube sin reparo por sus piernas

ahora sólo queda la lenta lentitud de esa lucha cierta
super slow-motion - veinte millones de tomas por segundo
diría la publicidad si lo vendieran
si no fuera tan áspera la muralla sería buena candidata
pero sus palmas quedarán rojas y marcadas de puntitos
y cuando ella se hace hacia adelante para sacarse el vestido
unos cabellos quedan enredados en la pared arenizca

después
la honda respiración del universo
blanco sobre blanco y la blanca blancura de la pureza
el quejido sendero portón del nacimiento
y
la
luna
allá afuera
que no pretende
ni quiere
traducciones

(inspirado en un comentario de Bai)
(imagen - William Abranowicz)