9.5.12

holograma


Miyú, la mujer pixelada, se eleva - vestido de verano y sombrilla - desde los pies de su propia sombra. Base de su estructura corpórea, mancha antifotónica que discute su existencia onírica.
La respiro desde una hamaca construída de soles y sandías, sujeta de milagro, de dos Hockneys y un armario con libros de Chabon y discos de memoria.
Bombus, montado en una nube de sílice, zumba de contento. Ortetrum observa la escena desde un cactus. A todos nos gusta cuando la brisa le mueve el vestido.
O cuando se saca los guantes.
O cuando mete los pies en el agua.
La mujer pixelada me pregunta si podríamos ir a la ciudad. Quiere gastar dinero, ir a ver Lakmé. Quizás en la ciudad llueva, dice. Y dice que añora un café con medialunas.
A mi me bastaría su nieve y sus manos de aire a la luz de la luna.

3 comentarios:

Rey muerto dijo...

Me pixelo enterita si me Lakmé espera. Aunque una media luna contigo puede pasearnos un rato por las estrellas. Un abrazo Frank.

unsologato dijo...

le dejo bienaventuranza felina por este exquisito texto...

abrazoceánico gatuno!!!

franhilz dijo...

gracias infinitas, mis amigos!