20.2.05
La mujer de 6 metros y la carta 23
Cuando la vió por primera vez ella medía seis metros de alto y era una princesa africana. Sintió el amor dentro de él como un enjambre de abejas en el pecho.
Volvió al cine todas las tardes. Cerraba su caja, salía del trabajo y caminaba las trece cuadras entre el Gold City Bank y el Cinema Premier para sentarse en la oscuridad a amar en silencio a la mujer en el telón blanco y negro.
Durante tres años siguió cada uno de sus filmes en todos los cines de la ciudad. La vió amante del emperador persa, escapando de los nazis con un aviador inglés, mujer del capo de la mafia y raptada por un mostruo de pantano...
Le escribió veintitrés cartas de amor. Ella le contestó la última. Le dijo que si él era capaz de llevarla a un lugar desde el cual se viera el mar y el cielo, donde las mujeres parieran cinco hijos sanos y donde hubiera una plaza con helados y algodón de azúcar se escaparía con él.
Esa tarde dejó su caja abierta en el Gold City Bank. Abierta y vacía. Corrió a toda prisa avenida abajo hacia las casas de la costa. Lanzó el revólver a un cubo de basura y siguió corriendo.
Ahora se despierta. Debe ser casi mediodía. Hay un silencio cristalino, pero puede oler el mar y ver el cielo a través de la ventana. La mira. Ella duerme profundamente a su lado, sobre las sábanas celestes del Hiltop Mobile Park Motel.
Ahora ya sabe que su nombre no es en realidad Sue, pero que es en realidad china. Sabe que es delicada como un narciso y que no mide seis metros.
Se levanta y va hasta la ventana. Es inicio de primavera, anuncian lluvia ligera para la tarde y muy a lo lejos se escucha un teléfono. La vida es luminosa. Sólo le intriga que ella insista en que jamás le contestó ninguna carta.
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8 comentarios:
Me voy a subir a ese auto celeste y te voy a perseguir por carreteras que sólo me llevarán hasta tus cartas. ¿Me responderás alguna?
Más besitos desnudos, muchos, demasiados.
Chaítoooo.
Siempre soñamos que es ella, que no es ella, que es otra pero es la misma: ella ocultándose en letras que ya no nos pertenecen...
Gracias Master, por este bello relato!!!
Abrazoceánico!!!
Es muy común que busquemos la mujer soñada antojadizamente en quien nos desprecia o nos tramita, como el tesoro oculto por los piratas en alguna playa del caribe…Y así se nos escurre el tiempo, como el agua entre los dedos. Pero esto es así, no tiene explicación. Es más fuerte que uno. Tan fuerte que no permite que veamos a nuestro alrededor, donde se esconde el tesoro verdadero. Está cerca y a la vez distante, incógnito, reservado, esperando que despertemos y miremos sus ojos, que nos hablan de amor, sin promesas, sin divagaciones. Y cuando despertamos, nos preguntamos porque demoramos tanto y reñimos con nosotros mismos por el tiempo perdido. Y recomenzamos todo, en busca del tiempo recobrado…
Saludos!
Ella medía seis metros porque desde esa altura podía buscar entre la multitud al hombre que la esperaba tanto tiempo, a ese y no a otro, ese que tal vez no dijera nada y la acompañara hasta que la cabeza se le llenara de canas, o a ese que después de un par de intensas noches partiera y la dejara con los ojos llenos de lágrimas en un andén cualquiera,
C.
..y sobrevivimos felices esperando que algún día llegará,
C.
Cuando siente que ella es suave como un narciso y que no mide seis metros, que contesta las pròximas cartas y que empieza a quererlo,deja de desearla, se despide en ese andèn cualquiera...vuelve al cine y la disfruta lejana e idìlica, inalcanzable, entonces la ama denuevo, le manda la carta 24, para esa vez Sue no responde, es màs decide no leer la carta.
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