21.6.05
un susurro de cosas
Sillón de luz y aire. Les presta sus brazos de madera y lana, les regala su forma humana. Cruje en este rincón, pero no hay como él para sentarse a ver estrellas y como es livianito (y barato), sin aires de anticuario, se puede sacar muy fácilmente afuera para sentarse a ver llover, o para ver puestas de sol - como usted quiera.
"En éste sillón", dijo el viejo parado en el pasto de su casa un sábado en la mañana de garage-sale, "En éste sillón escuchábamos a Stravinsky - a ella le gustaba 'El Pájaro de Fuego" - y al hablar hizo un ademán en el aire como si ella aún viviera y él no estuviera vendiendo las cosas porque se iba a una casa de viejos con los recuerdos en una maleta.
Él miró el sillón dudoso.
"Lo compramos", dijo ella a su lado sin siquiera consultarle como hace cuando está segura de los nudos de la vida. Cuando el viejo se alejaba su mano se posó en el brazo de él y le dijo al oído, "Aquí haremos nuestro segundo hijo".
Era pleno verano y los jardines de toda la cuadra brillaban de rocío como si supieran su nombre.
Cuando el viejo volvió con unos discos 33 RPM amarrados con cinta de regalo, él le dijo, "Nos llevamos el sillón" - después tomó la pila de discos de las manos del anciano, "Y éstos también".
Así fue, me han contado, como catorce discos de música clásica llegaron a la casa. Los de Stravinsky están sumamente escuchados y el Concierto Ebony se salta en dos partes, pero ahí están en el estante, aún vivos, respirando de día y cuchicheando de noche.
Y allí está con ellos, su amigo de años, el sillón victoriano, no de estilo si no copia de estilo, pero no importa piensan, porque muchas veces las copias han sido mejores que los originales, según como se mire.
Y una noche en que las estrellas se disputaban lugar en el cielo negro (por lo que he escuchado) había una botella de vino casi acabada en la alfombra y en los platos, las capas vacías de los mejillones miraban el techo. Se asegura que escuchaban la sinfonía Nuevo Mundo, pero no, la verdad es que era el número dos para violín de Prokofiev (y esto lo he sabido de buena fuente) - fue entonces en que él se limpió a medias las manos en algo (que resultó ser su camisa), ella se sacó la camiseta de beisbol número diecisiete, elevaron velas y se alejaron del puerto de la realidad por un rato.
(dibujo - Frank)
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13 comentarios:
Yo sé que no mientes porque en casa tengo unos discos de Bix Beiderbecke de 1925 y una vieja gramola que llegaron a casa con una cama imitación Louis XVI...
;-)))
Bueno.
Bonito.
Y barato.
Besito arbitrario.
Besito clandestino.
Besito confortable para que lo sabores en la mejilla de tu sillón preferido.
Chaooo.
Hola Doc
Hace un tiempo estoy visitando tu página y me estoy volviendo algo adicta, parece. Las historias, las ilustraciones...como que me transportan un poco.
Espero que no te moleste si te agrego a mi lista de blogs.
Saludos en este "veranito de San Juan".
k.
Hace ya algunos años tuve que deshacerme de un sillón con dolor en el corazón. Se llevó muchos secretos, juramentos de amor y marcas de sudor de pecho. En él ella nunca dio señales de dolor de cabeza. Aún lo extraño.
Un abrazo!!
muy bonito, si los objetos hablaran de nosotros cuantos cositas contarían...saludos
Irremediablemente el despojarse de cosas que tienen un valor sentimental es triste, pero los buenos momentos vividos cargan con buenas energías a los nuevos dueños.
Por eso un simple sillón y unos pocos disco pueden pasar a ser tan imprescindibles.
Un abrazo,
Pame.
y lo bien que se queda uno dormido en el sillón haciendo como que ves el televisor??.
Saludos querido Doc.
(muy buena esa perspectiva aérea, un buen picado).
Gracias amigos viejos y amigos nuevos por la visita y los comentarios.
Llega la hora (o el minuto?) de agregar algunos nuevos miembros de la tribu. Ya viene!
Familia paqueña, pero unida - que intercambia felicitaciones, lecturas y comentarios.
Seguro que la lista de recomendados see verá incrementada positivamente.
Quisiera tener más tiempo de leerlos a todos, pero tuve que divirlos por día - cada día leo a algunos - siempre un placer.
Nos vemos, gente !
Me hice amigo de ese sillón, ya tengo reserva para cuando ande por aquellos lados para sentarme en él a escuchar a Stravinsky y a Prokofiev. Vamos a agregar la 5 de Shostakovich porque tu amistad con los rusos está en el camino de la luz.
Qué bueno que vuelva el amigo con renovados ímpetus literarios.
Abrazo felino stravinskiano!!!
PD: digno de mencionar como el gato Mavra nos tiene a la miseria un par de sillones. Lo retamos, sale corriendo y nos mira con su sonrisa socarrona.
Doc, pasa por mi blog para ver mi retrato.
Saludos!!
si hay algo que me parece extraño, es el querer hacerlo para tener bebe. y se que no es extraño, es solo que no lo he vivido, debe ser relajante, amoroso... quizas la completitud invivible en un pre.
Linda ilustración.
Te creo absolutamente.
Un abrazo
lindos comentarios
le vienen super bien a la historia
incluso
pasaron a ser parte de ella
gracias !
gracias de nuevo !
y por tercera vez !
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