las galaxias del verano

Desde hace muchos años, las vacaciones de verano se relacionan - para mí - con ciencia -ficción. No se por qué. No tengo idea en qué pliegue recóndito de mi bio-psicología se encuentra el puente que conecta día de sol y picnics, de vacaciones y paseos con novelas y películas de este género. Pero el asunto es ya meses antes empiezo a buscar libros y a preparar películas para cuando llegue el verano.
Tratando de recordar los inicios de este vicio me vino a la memoria 'Las doradas manzanas del sol' , aquel primer libro de Ray Bradbury, regalo de un tío, hace muchos veranos. Fue el primero. Después vendrían 'El vino del estío' y por supuesto, 'Crónicas marcianas'. El virus se contagió a amigos y primos y muy pronto todos leíamos, discutíamos y nos prestábamos ciencia-ficción.
Los nombres de Bradbury, Ben Bova, Isaac Asimov, Domingo Santos y Larry Niven pasaron a ser parte de la pandilla. Una de las novelas que nos causó mayor impacto fue 'Un resto de memoria', la que años más tarde sería llevada al cine por Scwarzeneger con el nombre de 'Total Recall' (buena versión!). Otra fue 'Ciudad' de Clifford Simak donde los perros (que habían sido sus amigos cercanos) se reunían en las noche del futuro a contarse historias sobre los ya desaparecidos humanos. A través de ellas, íbamos conociendo el trágico destino que le esperaba a la humanidad.
No puedo olvidar ese libro maravilloso del sabio chileno Arturo Aldunate Philips, 'A horcajadas en la luz' que nos abrió las maravillas del espacio, de la astronomía y de la física en lenguaje infantil y simple. Leíamos cada frase con religiosidad y muchas veces no entendíamos la mayor parte...
El vicio continúa hasta hoy - para simple regocijo de mi última neurona. Acabo de iniciar la trilogía 'Heliconia' de Brian Aldiss, conseguida nada menos que en castellano, para pasarla mejor.
Nos vemos en Andrómeda!