cuasisuicidio

Este blog estuvo a punto de morir esta noche. A punto - el dedo índice a milímetros de la tecla 'enter' mientras la pantalla muda preguntaba 'Delete this blog?'.

Tuve una visión de ángeles sobre una nube que me gritaban 'hazlo! hazlo!' mientras unos pequeños diablitos de cachitos y cola en punta de flecha trepaban por el respaldo de la silla vociferaban 'no! no!' con voz desesperada.

Ganaron los diablitos. Por ahora.

Y es que los blogs cumplen una misión boomerangiana. Algo le hacen a uno. No tengo claro qué. Uno los lanza a la ciber-vida y te regresan convertidos en unos monstruitos desconocidos. Entran por la ventana con aleteo de murciélagos o reptan bajo la cama dejando una huella brillante y gomosa. Así son los blogs. Todo el mundo lo sabe.

Así es que terremoteamos el asunto para redefinir objetivos. Era como hacer el amor con una doctora en filosofía, ahora será como follar con la vecinita del unicornio tatuado en el pecho izquierdo, ¿me entienden, no? - bueno, si no, no se pierden nada.

En junio recién pasado El Bodegón cumplió un año en la biloguesfera y ya estaba bueno. Inauguro "minimalia", crash! botella que se rompe en el casco negro y la mole se va al agua que la recibe, dócil, cálida, como capa de mago.

Nos vemos...