8.9.09

cronosueño 1955


Restaurante de carretera, desayunos baratos.
- Un café, por favor.
- ¿Y para su amigo?
- Cerveza.
- ¿Ahora? ¿En la mañana?
- Ahora mismo.
- ¿Algo más?
- Par de huevos fritos, tocino, tomates, queso blanco.

Limpia el mostrador, me sirve el café y pregunta:
- Su amigo, ¿qué anota en esa libreta allá afuera?
- ¿Jack? Escribe un libro. Un libro sobre cómo ser vagabundo.
- Mmmm, no creo que mucha gente lo vaya a comprar...
- No le interesa. Lo pasa bien escribiéndolo, eso es todo.
- Y usted, ¿también escribe?
- Un poco, pero lo haré más en el futuro, el próximo siglo.

Me mira con ojos de duda, el trapo en la mano. Acerca el azúcar:
- En el futuro - repite.
- Sí. Escribiré en una computadora.
Sonríe: - ¿Y su amigo también?
- Nope! Él no. Pero él será famoso.
- Con el libro sobre vagabundos.
- Con el libro sobre vagabundos - le confirmo.

Elevo la taza como si fuera champaña, "Chin-chín!" le digo y me tomo el primer espresso del día.
- Y usted, ¿también va a ser famoso?
- No, en absoluto. Apenas me conoceré yo mismo.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y el vago fue Cortázar que vivía en su auto y escribía en una Remington?

Xi dijo...

Lo que no sabía el mesero es que el mundo estará lleno de vagabundos, porque nadie más soportará estar plantado en un mismo sitio todo el tiempo ni trabajar como si el mundo se fuera a acabar.

No sé si eso va a pasar el siglo que viene, o después de una guerra nuclear, pero sé que se necesita un poquito más de viaje y de levedad.

Si tu amigo sabe, yo compro el libro de inmediato.

Abrazo cronopio.