los priones y la Evolución

Muchas veces sucede que científicos investigando una cosa encuentran ‘subproductos’ interesantes que no estaban buscando directamente.
Susan Lindquist y Heather True, del White Institute de Cambridge han estado estudiando por años los priones, unas proteinas que, se cree, causan las enfermedades de la "vaca loca" así como su variante humana, la enfermedad Creutzfeld-Jacob.

Los priones son proteinas deformadas, que ligeramente han cambiado su conformación tridimensional, su “forma”, lo que hace variar su función dentro de las células. Lo impactante de los priones es que esta ‘deformación’ la pueden transferir a otras proteinas normales. Si un prión, una proteina deformada, toca a su compañera normal, ésta se deforma también y adquiere la conformación del prión.
Este tipo de “infección” entre proteinas no era conocida hasta que se comenzó a investigar el asunto de las vacas locas.

Lindquist y True, ya en un trabajo de hace cuatro años mostraron que muchas veces, células de levadura que portaban priones sobrevivían mejor que las normales cuando se las ponía a prueba haciéndolas crecer en condiciones desfavorables.
Muchas veces, las no portadoras de priones morían todas y la colonia de levaduras simplemente desaparecía. En cambio, las levaduras portadoras de priones morían en gran cantidad, pero una o dos se salvaban y creaban una nueva colonia, mejor adaptada a esas condiciones desfavorables.
- Eso, dicen estas dos invetigadoras, es Evolución! – y ustedes dirán, bueno, sí, eso es evolucion ¿y qué tiene de nuevo?

Lo nuevo – nuevísimo! – está en que este sería un mecanismo de Evolución basado en proteinas, no en DNA y mutaciones como son los mecanismos conocidos hasta hoy.
True opina que este podría ser un mecanismo “acelerado” de Evolución – las células, dice, pueden de esta manera tener las proteinas nuevas que necesitan para adaptarse SIN esperar a cambios en el DNA... los que ya vendrán en una, dos o tres generaciones, pero mientras tanto, se sobrevive!
Es sin duda una posibilidad increíble! – el asunto ha despertado gran interes en varios centros y Michael Snyder, biólogo molecular de la Universidad de Yale está empezando también una investigación en este sentido.